Una de las funciones más importantes de la cara es presentarnos y reconocer nuestra humanidad. La nariz, situada en el centro, tiene un impacto significativo en nuestras facciones y es una característica distintiva de los humanos, a diferencia de los chimpancés y gorilas. Junto con otras características como la posición erguida y la capacidad de oponer el pulgar, la nariz contribuye a lo que nos hace humanos. El tamaño y la forma de la nariz comunican mucho sobre nosotros a los demás.
Existen narices pequeñas, grandes, finas, bulbosas, rectas y torcidas. La nariz, al estar en el centro de la cara, enfrenta retos a lo largo de la vida, como golpes o infecciones, y también refleja el uso de los músculos masticatorios. La forma y tamaño de la nariz pueden influir en la impresión que los demás tienen de nosotros. Por ejemplo, una nariz pequeña puede transmitir pobreza, mientras que una grande puede dar un aire de generosidad o rudeza. Las narices aguileñas dan un aspecto rapaz, y algunos tipos de nariz pueden asociarse con ciertos estereotipos.
Cuando una persona considera la cirugía estética de la nariz, su perspectiva cambia. Se observan a sí mismos desde diferentes ángulos y suelen tener una idea más clara de los problemas. Sin embargo, lo que consideran importante a veces no coincide con el criterio del cirujano. Por ejemplo, pueden no darse cuenta de que un caballete nasal pronunciado puede estar relacionado con una punta nasal pequeña. El tamaño de la nariz y el mentón deben estar equilibrados para una apariencia armónica.
El médico debe guiar al paciente hacia la mejor solución para el problema, y no simplemente operar según lo que el paciente desea inicialmente.